La jerarquización del trabajo


Ya es hora de repensar la forma en que incluso para algunos marxismos hay trabajos "más dignos" que otros. El trabajo doméstico es vergonzoso, mientras que construir relojes es algo más meritorio. Gerenciar la producción de calefones tiene un reconocimiento social mayor que levantar la basura de las calles.

Criar hijos también es un trabajo, también lleva tiempo, más tiempo que construir relojes o fabricar calefones. Y sin embargo la jerarquización hegemónica lo delega a un segundo plano.

Más allá de que para construir relojes el tiempo socialmente necesario es mayor, ya que la especialización de los trabajadores en sí implica tiempo... no hay jerarquia entre una cosa y otra, ¿por qué habría una jerarquización?

Dirán: no cualquiera puede hacer algo especializado, requiere de un talento especial, un arte. Ahí habría que diferenciar el arte y el trabajo.

El trabajo es sólo un medio, no tiene por qué estar sujeto a jerarquías.

El trabajo humano es polimórfico. Cualquiera puede ser un poco cazador, otro tanto pescador, y también pastor o crítico, sin que eso sea su especificidad más esencial, sin que tampoco ésto constituya una causa primordial a la que podamos ser fieles.

El Capital valora el trabajo en tanto tiempo. Podríamos establecer principios igualitarios según los cuales el trabajo se valore en tanto sus fines amorosos, políticos, artísticos o científicos.

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