Alain Badiou: "La emancipación es la que comprende a toda la humanidad"



Entrevista original en francés: Revista Ballast

Es una mañana de Abril, y el Guardia Roja más discutido de Francia nos lleva a su casa: alto, y no sin un poco de picardía en sus ojos, se ubica en el sofá. Hemos leído a Badiou, ciertamente -y él no es un fanático de los anarquistas a los que guardamos afecto- pero esto no se trata su trabajo. Al menos no directamente. Daniel Bensaïd es muy bien conocido para Badiou, y él aceptó la entrevista inmediatamente precisamente por la "amistad" entre los dos. Y de todas maneras, no es una cuestión de hacerle preguntas: más bien, trajimos a cuento unas pocas expresiones sobre él que encontramos en algunos textos de Bensaïd, preguntándole por su punto de vista. Ellos no siempre estuvieron en sintonía, y sus "grandes desacuerdos" (en palabras de Badiou) alimentaron grandes debates en el mundo marxista.

Resistiendo lo irresistible

Entiendo lo que Daniel quería decir: resistir lo irresistible es un poco lo que yo quiero decir con "hacer lo imposible", es decir, resistir lo que parece ser una fuerza irresistible de la Historia y la política. Esencialmente, nuestros oponentes y enemigos siempre afirmaron que aquello que defienden es lo real, es decir, lo irresistible, que es su objetividad. Tenemos que aceptarlo: no hay otra opción mas que aceptar este real. Pero si tuviéramos que acordar con esa clase de argumentos nunca haríamos nada. Así que yo apoyo totalmente a Daniel cuando dice "Tenemos que resistir, pero también tenemos que saber que, en cierto sentido, desde el punto de vista de la dominación, estamos resistiendo lo irresistible". Hay que reconocerlo. Resistir lo irresistible es saber que nunca hay que aceptar la visión del mundo que nos brindan nuestros oponentes: tenemos que tener nuestra propia visión del mundo, en caso contrario no podemos hacer nada.

La posibilidad del acontecimiento

Lo he discutido largamente con Daniel. Solía decir que yo básicamente creía en milagros, que yo era idealista y religioso, porque me quedaba esperando al acontecimiento, las buenas noticias... él levantaba ese tipo de cargos sobre mí, pero creo que es un poco injusto: lo que yo llamo acontecimiento es simplemente un acontecimiento que marca la discontinuidad en la evolución del real mismo -¡y no en la llegada de algo increíble o milagroso! Es una categoría dialéctica. Hay un momento en el que se cristalizan distintos fenómenos, un momento en el que algo pasa que, desde el punto de vista de lo real no era previsible o no podía deducirse de la situación. Y a mí este acontecimiento me parece muy importante, porque siempre está empezando desde ahí -para usar el tipo de lenguaje que usaba Daniel- donde pueden surgir nuevas relaciones de fuerza, o nuevos arreglos de fuerzas en el terreno social y político.

Hay partido y partido

Bueno, ¡ése es un gran debate! Es la cuestión de la organización, central al problema de la política. Esencialmente mi postura es que hay algo en la fórmula del partido de clases, del partido comunista, que demostró una falta en el momento en el que llegó al poder. Mi argumento es muy técnico, aún así muy simple: El Partido, en el sentido de Lenin, el Partido leninista, se probó a sí mismo a través de la victoria, y al diferencia de las experiencias insurreccionales del siglo diecinueve -que fueron aplastadas-, probó que podemos ganar con este tipo de organización (más bien militarizado). Es muy importante que mostró eso: tenía una audiencia mundial y movilizaba a millones de personas. Y aún así, pienso que es evidente que este tipo de organización no era apropiada para administrar el Estado, en el largo plazo todos los intentos de Estados socialistas fallaron en última instancia, tarde o temprano.

La vuelta a la cuestión de la organización tiene que incluir un balance de esa experiencia: la organización que necesitamos no puede ser sólo una organización de combate insurreccional, sino que también debe permitir una nueva forma de administrar el Estado a través de un largo período de transición. Siempre he dicho que todos necesitamos reflejarnos en este punto: y debo admitir que tampoco tengo una respuesta clara. La discusión con Daniel Bensaïd no era una disputa acerca de "partido o no partido"; más bien, concernía la forma de organización que fue puesta a prueba a través de la secuencia de cierto proceso político, como también la necesidad de inventar una organización que pueda ponerse a prueba en otra secuencia del proceso político.

Potenciales del comunismo

Es una cuestión difícil, porque involucra el significado exacto de la palabra comunismo (el cual es un gran debate actual, para el caso). Podemos pensar al comunismo de tres formas diferentes, o articuladas (pero no necesariamente incompatibles). Comunismo es una forma de ideal u horizonte para la actividad política revolucionaria. No representa exactamente un estado de cosas que ha sizo alcanzado y completamente realizado, pero una idea guía; para usar en parte a Kant, podemos decir que el comunismo es una idea reguladora, una idea de la razón, una idea que orienta la actividad política. La segunda forma posible de verlo es opuesta a esto: es un estado preciso de organización social y política, como en el caso de las utopías comunistas que anticipaban una descripción completa de la sociedad futura. Y finalmente está la idea de que el comunismo es un estadio en el proceso real: un movimiento real, algo que podemos pensar que vendrá, o podrá venir, de acuerdo a razones radicadas en un análisis de la situación concreta -es decir, el comunismo entendido como un destino histórico, una categoría histórica del destino de la humanidad. Creo que siempre estamos circulando entre estas tres determinaciones del comunismo, y al final de cuentas, si eliminamos la definición puramente utópica (que es política-ficción) entonces supone un debate entre el comunismo en tanto categoría política y el comunismo en tanto categoría histórica. Para los marxistas éste es un gran debate - que implica una discusión entre el voluntarismo (la política es más fuerte que la historia) y el racionalismo (la política debe cumplir con las fuerzas de la historia).


La posible fecundidad del fracaso

Es muy sencillo. Es obvio que las experiencias y fracasos (pasados o que ocurrieron en otro lugar) son nociones fundamentales de la política. Somos dialécticos: la negación también es una fuente de conocimiento. Si algo se ha tratado, algo que era interesante y fracasó, debemos determinar, nosotros, las razones de ese fracaso. Habrá una lección para nuestros oponentes: "¿ves?, fracasaste". Por tanto, es muy importante que nosotros evaluemos los resultados de estos fracasos, para mostrar, no que eran proyectos imposibles, sino que hubo fallas, errores o decisiones inadecuadas -cuestiones que requieren rectificación, de manera que no se repitan. De la misma forma en que Lenin -para tomar un ejemplo histórico- aprendió lecciones fundamentales del fracaso total de la Comuna de París. Es un ejemplo histórico, pero también es un modelo.


Nuestra identidad comunista

Es una pregunta muy interesante. De hecho durante mucho tiempo en el siglo XX realmente hubo la noción de una identidad comunista: "Nosotros, los comunistas." Como si se tratara de un mundo. Tal vez formó un mundo aparte, con la convicción muy fuerte de que el comunismo estaba atado a una vanguardia, o de que había una vanguardia comunista que definía a sus propios miembros y que estaba separada del resto del mundo. A veces el propio Lenin se acercaba a esta noción - hay un texto, bastante espectacular en este punto, explicando que si 180.000 terratenientes podrían conducir Rusia, entonces 250.000 comunistas también podrían hacerlo . Esto es lo que he llamado la aristocracia proletaria. Esta visión aristocrática del comunismo es, de alguna manera, identitaria. Estoy convencido de que tenemos que estar prevenidos; después de todo, el comunismo es el verdadero universalismo, la convicción de que puede haber una política para toda la humanidad. La emancipación es la que comprende a toda la humanidad; y humanidad implica un vasto rango de diferencias que no será eliminado. Todavía habrá hombres y mujeres, personas que hablan finlandés y personas que hablan Inglés, todavía habrá diferentes ocupaciones, incluso si uno aboga por la versatilidad, etc. El comunismo debe ser una visión que incorpora las diferencias y que, al mismo tiempo, el interior de estas diferencias, afirma una comunidad universal. Diría que el comunismo no es necesariamente una identidad que envolverá a todas las demás identidades; más bien es un movimiento, una nueva forma de convivencia y de vida en común entre todo lo que es diferente.

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